1. REVELACIÓN DE SER HIJOS DE DIOS. (Romanos 8: 15 NTV) Y ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice al miedo. En cambio, recibieron el Espíritu de Dios cuando él los adoptó como sus propios hijos. Ahora lo llamamos «Abba, Padre»
(Gálatas 4: 6 DHH) Y porque ya somos sus hijos, Dios mandó el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones; y el Espíritu clama: «¡Abba! ¡Padre!»
Este es el primer beneficio que adquirimos, un espíritu de adopción, por medio del cual podemos acercarnos a Dios y llamarle papito (Abba Padre), y es el Espíritu Santo quien da testimonio de que somos hijos (Ro. 8:16 DHH) Y este mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que ya somos hijos de Dios.
Dios nos revela esta verdad desde el nuevo nacimiento, ya que desea que nuestra relación sea de Padre a hijo y no una relación lejana, por eso Cristo nos enseñó a dirigir nuestra oración al Padre (Mt. 6:9 RV-60) Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Además, Jesucristo dijo que Él prepararía lugar para para nosotros (Jn. 14:2 RV-60) En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. porque el Padre nos da una casa, una morada eterna.
2. IDENTIDAD, (1 Juan 3:1 NTV) Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él. (Juan 1:12 DHH) Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios. Nuestro nombre nos da identidad y sentido de pertenencia a una familia. La Biblia indica que del Padre recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra (Ef. 3:15). En el sentido natural los hijos son el reflejo de sus padres; por eso el Señor les dijo a los fariseos que, si ellos hubieran sido hijos de Abraham, las obras de Abraham habrían hecho. Nosotros como hijos de Dios también debemos hacer las obras que Él preparó de antemano para que camináramos sobre ellas.
3. EL AMOR DEL PADRE, (Juan 16:27 DHH).porque el Padre mismo los ama. Los ama porque ustedes me aman a mí, y porque han creído que yo he venido de Dios. El amor del Padre nos da seguridad y confianza, por eso la Escritura dice que el perfecto amor echa fuera el temor (1 Jn. 4:18 DHH) Donde hay amor no hay miedo. Al contrario, el amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo. Por eso, si alguien tiene miedo, es que no ha llegado a amar perfectamente.
4. PROVISIÓN PARA LAS NECESIDADES, (Mateo 6:8 TLA) No los imiten, porque Dios, nuestro Padre, sabe lo que ustedes necesitan, aun antes de que se lo pidan. la Paternidad de Dios provee para el cuerpo, alma y espíritu. La Biblia dice que quien no provee para los suyos es peor que un infiel y ha negado la fe (1 Ti. 5:8). Dios sabe cual es nuestra necesidad, y desea que busquemos el reino de Dios y su justicia, y le pidamos conforme a su voluntad (Mt. 6:33). El Señor hizo la comparación del cuidado de los padres terrenales con el cuidado del Padre celestial, diciendo que si nosotros siendo malos damos buenas dádivas a nuestros hijos, cuánto más Dios a los suyos (Mt. 7:11), nos provee trabajo, salud, paz, amor, sustento diario, etc.
DERECHO A HERENCIA, (Romanos 8:17 NTV)Así que como somos sus hijos, también somos sus herederos. De hecho, somos herederos junto con Cristo de la gloria de Dios. (Gálatas 4:7 NBV) Así que ya no eres esclavo, sino hijo de Dios. Y como eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero. (Colosenses 1:12 NTV) y den siempre gracias al Padre. Él los hizo aptos para que participen de la herencia que pertenece a su pueblo, el cual vive en la luz. En cualquier momento podemos disfrutar de esta la herencia; pero para ello debemos vivir claros en lo que ya somos en Cristo, pues la Biblia dice “el heredero mientras es niño, en nada difiere del esclavo, aunque sea el dueño de todo” (Gá. 4:1). y para que no vivamos como el hijo pródigo que desperdició la herencia.