«Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados» (1 Corintios 15:21-22) RV-60

¿Por qué Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante?

¡Como el Espíritu, Él puede entrar en el hombre para impartir la vida divina dentro del hombre! ¡ Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante con el propósito de propagar y extender al Dios Trino hacia el interior del hombre y que el Dios Trino sea generado y formado en el hombre  a través de la impartición de vida! ¡Ahora Cristo, como el Espíritu vivificante está en el hablar de los creyentes cuando transmiten el evangelio y entra en todo aquel que cree para regenerarlo e impartirle la vida divina! Después que creemos, el Espíritu vivificante opera en nosotros para que la vida divina alcance cada parte de nuestro ser. ¡Él hace que nuestro espíritu sea vida (Romanos 8:10); hace que nuestra alma (la mente) sea vida (Romanos 8:6) y finalmente vivificará nuestros cuerpos mortales (Romanos 8:11) y que todo nuestro ser sea vivificado, permeado, es decir, lleno de la vida divina!

EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

En el libro de Hechos vemos que Cristo, después de resucitar y ascender, llegó a ser el Espíritu vivificante. En (1 Corintios 15:45) RV-60 “Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán, Espíritu vivificante”.

Otra versión dice: Las Escrituras nos dicen: «El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente» pero el último Adán —es decir, Cristo— es un Espíritu que da vida. (NTV)   Por medio de la creación, Adán fue hecho alma viviente con un cuerpo anímico, o sea, del alma. Mediante la resurrección, Cristo se hizo Espíritu vivificante con un cuerpo espiritual. Adán como alma viviente es natural; Cristo como Espíritu vivificante está en función de entregar su modelo de vida espiritual, de ser espíritu vivificante. Primero, en la encarnación Él se hizo carne para llevar a cabo la redención (Juan 1: 14, 29) Aquel que es la Palabra se hizo hombre y vivió entre nosotros. Y hemos visto su gloria, la gloria que recibió del Padre, por ser su Hijo único, abundante en amor y verdad./

Al día siguiente, Juan vio a Jesús, que se acercaba a él, y dijo: «¡Miren, ése es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!

 luego, en su resurrección llegó a ser el Espíritu vivificante para impartir la vida (Juan 10:10) NTV.  El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante.

 Ahora Él es el Espíritu vivificante en la resurrección, y está listo para que el encuentro con sus hijos se realice. Cuando creemos en Cristo, Él entra en nuestro espíritu y nos unimos a Él, el Espíritu vivificante, y llegamos a ser un solo espíritu con Él 

YA NO SOMOS UN ALMA VIVIENTE

(Efesios 2: 9-10) NTV 

La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo. Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.

Recordemos que Adán perdió el dominio y la autoridad que Dios le había entregado de todo el reino de Dios. Fue desobediente y tuvo en su mente el miedo que lo paralizó cuando escuchó que Jehová Dios lo llamaba. Te das cuenta que eso es precisamente lo que HOY hacen las personas?

Tu y yo somos diferentes si en este momento recibes esta revelación: “Si Cristo es espíritu vivificado y vive en cada uno de nosotros…entonces nosotros acabamos de leer Efesios que fuimos creados de nuevo…como espíritus vivificados”

(Efesios 1: 17-23) TLA

 Le pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, es decir, al Padre maravilloso, que les dé su Espíritu, para que sean sabios y puedan entender cómo es Dios. También le pido a Dios que les haga comprender con claridad el gran valor de la esperanza a la que han sido llamados, y de la salvación que él ha dado a los que son suyos.  Pido también que entiendan bien el gran poder con que Dios nos ayuda en todo. El poder de Dios no tiene límites; con ese mismo poder Dios resucitó a Cristo y le dio un lugar en el cielo, a la derecha de su trono; con ese mismo poder, Dios le dio a Cristo dominio sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad, y sobre todo lo que existe en este mundo y en el nuevo mundo que vendrá. Dios puso todas las cosas bajo el poder de Cristo, y lo nombró jefe de la iglesia. Cristo es, para la iglesia, lo que la cabeza es para el cuerpo. Con Cristo, que todo lo llena, la iglesia queda completa.

Recordemos lo que nos dijo estando en carne:

(Juan 14: 12-13) TLA

Les aseguro que el que confía en mí hará lo mismo que yo hago. Y, como yo voy a donde está mi Padre, ustedes harán cosas todavía mayores de las que yo he hecho. Yo haré todo lo que ustedes me pidan. De ese modo haré que la gente vea, a través de mí, el poder que tiene Dios el Padre.

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